La persona indicada

23 de agosto de 2016
Hace unas semanas platicaba con una amiga sobre el matrimonio, el divorcio, relaciones monógamas largas en general y cuestiones relacionadas. Nos preguntábamos si ¿Era mejor casarse jóvenes o ya mayores? ¿Los matrimonios arreglados -y con consentimiento- son más duraderos por cuestiones culturales -divorcio poco aceptado en sus contextos- o por que al ser arreglados por personas que conocen a la futura pareja realmente se encuentran compatibilidad? ¿Cuál es el tiempo adecuado de ser pareja antes de formalizar? ¿Qué ventajas o desventajas ofrece vivir juntos antes de formalizar?, y otras mil cosas. Nuestra obvia conclusión es que no hay una fórmula correcta, que cada pareja tendrá dinámicas distintas de acuerdo a sus integrantes, sus precedentes y sus expectativas.

Pero me dejó reflexionando un par de noches ¿Yo cómo pareja qué dinámica propongo, qué efecto tienen mis antecedentes, qué espero? Lo he pensado mucho, y no por que guste de fantasear o torturarme con escenarios, sino por que sólo contestando este tipo de preguntas es como podemos evitarnos lecciones a costa de malos ratos, por qué sólo al conocernos a nosotros mismos podemos identificar nuestras necesidades, expectativas y aspectos pendientes por atender, partiendo de ello podemos construir y mantener una relación amorosa saludable. 

Ilustración: Puuung

Conocerse a sí mismo y a otros

Muchas veces podemos identificar nuestros fuertes y debilidades, pero rara vez entramos en detalle sobre estos y pocas personas externas nos retan a enfrentarlo. Dígase sobre aquello que nos causa ansiedad, sobre nuestras manías, nuestras preferencias o nuestras fuentes de irritación. Nuestra familia generalmente ya esta acostumbrada (e incluso les imitamos), nuestros amigos generalmente las aceptan sin cuestionamientos y al resto poco les importan. Sabemos cómo somos pero no por qué, y cuando nos conocemos sólo superficialmente es probable que en otra persona confundamos rasgos de compatibilidad con comodidad. Buscamos una pareja que tal como nuestros amigos, no cuestione nuestra forma de ser, que simplemente nos acepte y esperamos a que sepa qué nos pondrá contentos o nos irritará. Sin embargo, la convivencia exigirá en algún momento saber el por qué de nuestras maneras... y cuando no sepamos explicarnos a nosotros mismos no podremos ser comprensibles para nuestra pareja, o viceversa, cuando nuestra pareja no entiende por qué nos irrita tal cosa nos desconcierta y decepciona.

Por otra parte, ¿A cuántas personas conocemos realmente? ¿Cuánto tiempo o qué tipo de experiencias fueron necesarias para llegar a la conclusión de creer que conocemos a alguien? Debemos aceptar que nuestra pareja es profundamente imperfecta desde el momento en que empezamos a salir con ella, y que conforme avanza la relación se irán revelando esos defectos insoportables, esas manías irritantes, sus secretos y sus culpas. Y no sólo eso: Cometemos el error de pensar que ya conocemos a las personas, cuando en realidad, las personas cambian, cada experiencia que vivimos se va sumando y vamos cambiando nuestra manera de ser. Tu cambiarás y tu pareja también, mantenerse unidos representará trabajo en equipo, para mantenerse juntos, para reconocer si siguen siendo compatibles o no.


¿Cambiamos o cambia la manera en que somo percibidos?

No sabemos estar solos

Estar bien en soledad es buen augurio de que estarás bien en pareja, pero el lema de "no puedes amar a otro si no te amas a ti mismo" no lo defiendo del todo tal como lo he explicado anteriormente en "Amar en depresión". Me refiero a otro tipo de soledad, y me pondré cómo ejemplo: Soy bastante introvertida, y para mí no hay cosa más deliciosa que un sábado por la noche a solas leyendo un libro con una taza de té, disfruto de mí completamente; pero a la vez necesito de relacionarme con otras personas de una manera más íntima que otros extrovertidos, por ejemplo, puedo pasar días enteros sin siquiera chatear con amigos, pero si al final de la semana no veo a alguno de ellos para conversar llego a sentirme muy sola. Que disfrute de una relación en pareja no es algo que se justifique del todo por mis rasgos de introversión, en realidad, todos buscamos una conexión íntima con otra persona -sea romántica o no-, por que somos seres sociales y en este mundo globalizado, donde rara vez tenemos oportunidad de convivir y charlar profundamente con otros, una pareja se convierte en el ideal para desenvolvernos por completo. En algunas personas esta necesidad de conexión supera su juicio, llegando a conformarse con una pareja que no es compatible, incluso, que puede ser tóxica.

No es que nos guste que nos traten mal...

Es que no estamos acostumbrados a ser felices y tenemos una idea viciada del amor: Por eso rechazamos posibles parejas que podrían ser adecuadas y con quienes podríamos mantener relaciones saludables, o bien, si todo anda bien buscamos maneras de auto-sabotearnos, pretextos para pelear, enlistamos todas las faltas del otro, o incluso las nuestras para victimizarnos y presentarnos como una persona que no merece recibir cariño y un trato digno. 

Todos hemos pasado por esa cita arreglada por alguno de nuestros amigos: Nos proponen salir con tal persona jurando que la pasaremos de maravilla pues insisten que conocen bien a ambos bandos y que no hay manera de que no funcione. Esas citas generalmente son las más espantosas: Encontramos al prospecto aburrido y decimos que no hubo chispa o química... Cuando en realidad es que simplemente la persona estaba muy fuera de nuestro patrón usual. Habrá sido un prospecto saludable, estable y hasta compatible con nosotros, pero si no se nos presenta como aquel ideal que tenemos en mente no podremos darle siquiera una oportunidad.

Usualmente lo que proyectamos en nuestra idea del amor o de la pareja ideal es encontrarnos en una zona de eterno confort, esta zona es cómoda no por que sea ideal, sino por que es aquello a lo que estamos acostumbradas/os. Y generalmente, nuestras relaciones afectivas -románticas o no- se desarrollan junto con otros elementos que poco tienen que ver con la felicidad: Nos acostumbramos al control, a la negligencia, al abandono o incluso al abuso.

Hemos caído en la trampa del romanticismo

Pensar en un matrimonio arreglado es de locos, nuestros padres no nos casarían con el hijo del vecino por unas docenas de vacas, o un par de hectáreas. Nos parece hasta ridículo. Pero igual de inverosímil pueden ser las frases tales cómo "seguir tu instinto, el amor todo lo puede, analizar las cosas demasiado le resta sentimiento". Necesitamos cambiar la manera en que definimos al amor, a nuestra pareja y lo que esperamos en una relación. usualmente nos enamoramos de alguien porque parece que lo tienen todo, las percibimos como un paquete emocional y físico perfecto para nosotros, negándonos a reconocer que pueden ser tan incompletos como nosotros mismos y exigiendo un ideal que no existe.

No hay un indicado

Insisto: De alguna u otra forma todos somos imperfectos, no hay escuelas o manuales de cómo ser una mejor persona o cómo ser la pareja ideal. La idea del amor que nos han vendido por generaciones es que en este basto mundo al menos existe alguien que nos comprenderá y nos amará a pesar de todo, cuando en realidad, ese alguien a penas podrá conocernos un poco, podrá tolerar nuestros momentos más irritantes, podrá tener las herramientas básicas para apoyarnos en momentos de crisis y cargará a su vez con sus propios problemas. No creo que haya una persona indicada, pero creo que puede existir una persona compatible con nosotros con la cual podemos tener una relación saludable y enriquecedora. Para poder seguir simpatizando y disfrutando de la relación será necesario de practicar el ejercicio de la auto-evaluación, de manera individual y en equipo, para que no llegue el día dónde nos preguntemos ¿Por qué seguimos juntos? ¿Dónde quedó el amor?


"Esperando al indicado"


Enlaces de interés:
- "Romanticismo" y su fatal efecto en tener una relación larga y feliz, Alain de Botton 

0 comentarios:

Publicar un comentario

Aprecio tus comentarios ♥

Con la tecnología de Blogger.
IR ARRIBA